Hoy respiramos un poco más tranquilos. Digo, un poco, porque aún necesitamos dormir la resaca de la victoria, no la de ellos, sino la de todos. Descansar tras arrasar practicando el noble arte del voto en la urna. Tras la carrera fatigosa.
El viaje se acaba.
Y comienza otro. La aventura por conseguir borrar los terrores del provincianismo más casposo y sustituirlos por el cosmopolitismo más audaz.
Estamos de enhorabuena. Bienvenido el cambio. The change.
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