02 julio 2008

Pongamos que hablo de...


Si levanto la vista del ordenador puedo ver esta fachada. O más exactamente el lateral de este restaurante donde el estómago se distrae con algún baile ensayado a media tarde cuya coreografía final se escapa de mi tiro de cámara. Total, tampoco despierta mi interés. Sólo me sirve para ubicarme.


Cambiar de escenario y dejar a tus protagonistas, que son tuyos y de nadie más, lejos de la historia, significa empezar una nueva película. Los acontecimientos se suceden al margen de un guión que comenzaba a adquirir coherencia y que de repente sólo se entiende a base de kilómetros y conversaciones entrecortadas.


Los minutos se convierten en segundos entre periódicos, llamadas y textos por escribir, esa sensación tan gratificante y privilegiada que sólo da la vocación. Pero la percepción del tiempo se torna en todo lo contrario cuando acaba la jornada y la necesidad de compartir, de tocar y de sentir se reduce a una llamada de teléfono.


Os echo mucho de menos.
Agradecimientos : el AVE, ese gran invento

3 comentarios:

María Waleska dijo...

Yo a ti también, Agu número 2.
Mientras, haremos como que pasa el tiempo y nosotras tan tranquilas...queda poco.

María Waleska dijo...

Se me olvidaba decir que yo una vez bebí sangría en ese lugar vestida de Reina de Corazones...fue genial.

Anónimo dijo...

yo fui doncella de la reina más guapa del mundo!!!!






el ave está bien, pero yo ya tengo ganas de que inventen el teletransporte


maria iciar