22 enero 2010
Apunte martilleado en una servilleta cualquiera:
Me siento abandonando una lancha y embarcando en un bote.
La treintena se ha agarrado a mis tobillos y se ha dejado caer, con todo el peso. Arrastro los quehaceres cotidianos dando pequeños pasitos, milimétricos, silenciosos. No alcanzo la orilla porque no dispongo de mapa, ni de carta de navegación.
O peor, no la encuentro porque, simplemente, no hay orilla.
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3 comentarios:
Leyendote hoy me pregunto si a tí también los malos momentos te incitan a escribir.
Para mi son la mejor musa...
huy he escuchado un zapateo por ahí
Bienvenidos/as!!!!!
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