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Mientras mareo la perdiz

19 febrero 2010

La peseta


Diga que sí, señor Ánsar, no hay nada como defenderse de las críticas con el dedito corazón en alto... Eso sí, para definir su clase y altura personal como ex-presidente le sobra con lucir bufanda a la moda (?)

1 comentario:

Alfonso Saborido dijo...

Pues qué pena tener el corazón en el dedo.

20 de febrero de 2010, 15:01

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