05 marzo 2010

Te encuentro en el baúl y decido sacarte un rato para que pueda darte un poco el aire.



LA SIESTA



Recupero la vida a la hora de la siesta.

En ese momento en el que los relojes bostezan y

las persianas niegan la entrada a los rayos de sol,

a los ruidos de la calle.


Vivo en esa parte del día donde se aletargan los ritmos.

Donde las camas se hacen grandes y las sábanas suaves.


Te espero en este rato, que es cuando mejor sé esperarte.

Con el mundo en silencio y dormido.

Abrazando el único sonido, mi pelo peleando con la almohada.


Me quedaré atrapada aquí, a la hora de la siesta, y dormiré.

Pero sólo después de lamer la tarde salada en tus ingles.


ZFP

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