Nota mental: es agradable el calor del sonrojo que calienta las mejillas. Los párpados medio caídos mirando las baldosas y el rubor de la vergüenza descendiendo hasta las rodillas.
Sonríen mis labios con algún halago.
Repartidos en el tiempo hacen que uno reciba equilibradas dosis de satisfacción.
Ellos, mis labios, devuelven las gracias.
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