Sólo cuando aplastas tu pie contra el fuego es cuando sientes su poder. Mientras el fuego prende a lo lejos, sólo percibes el color de la columna de humo. Ni su textura. Ni su olor. Ni su calor. Sólo la imagen. Nada más.
La cercanía de una realidad distinta es lo que te hace vulnerable a sus efectos. Lo que uno no vive, parece que no existe. Una buena lógica vital si no queremos sufrir en nuestras carnes todas las desgracias del mundo.
Recuerdo palabras de otro.
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