No hay derecho a tener que soportar cómo nos asesinan.
Cómo agotan nuestras vidas un día tras otro, cómo nos cargan de insultos y de golpes.
No hay derecho a tener que soportar los restos de saliva goteando en nuestra frente. Lo que queda del naufragio, de las contusiones, de los gritos.
Cómo nos humillan mientras mantienen nuestras muñecas silenciadas con grilletes.
Un día. Y otro más.
Con sus repugnantes y patéticos cerebros esparcidos por la habitación.
Mientras, ellas, nosotras, muertas.
Gritos en la noche.
1 comentario:
Es sencillamente agotador y aterrador. Parece no tener fin. El terrorismo en casa, y ya oímos las noticias, y tan panchos.
Qué miedo de nosotros mismos.
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