Quizá sólo se había rozado la mano con él. A lo sumo, un beso lento y profundo.
Con 23 años una ha tenido la oportunidad de acariciar más de una espalda, de probar el sabor de varias bocas. Y de alguna cama.
Aisha, ella, no podrá ir al cine a buscarse en la oscuridad, ni llorar tras leer cualquier verso, ni disfrutar de un bonito viaje, ni de explorarse ni explorar.
A Aisha la han matado. Lanzándole piedras mientras estaba enterrada hasta el cuello. Hombres que hubieran pagado por estrecharla entre sus brazos y manosearle los pechos. La asesinan, le escupen y la matan.
A sus 23 años, enterrada ante nuestros ojos.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Lapidada/adultera/elpepusoc/20081029elpepisoc_2/Tes
3 comentarios:
Se me ponen los pelos de punta. Pobre niña.
Me ha encantado cómo lo has escrito.
¡Extremecedor! Soy miembro de anmistía internacional y no me había enterado. Siento rabia, ya ni sé.
En estos casos es cuando una se "echaría al monte"
Andrea
En 2008. Y con la justificación de la religión. ¿no hemos avanzado tanto, verdad?
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