Momentos ridículos

Ya nos entra la risa floja. Es por el agotamiento. Cruzamos frases absurdas, nos contamos los mejores momentos, en fin, bromas caravaneras.

Tranquilos, al final ganan los buenos

He estrenado zapatos. Descansaban desde hace semanas en el armario, pero zapatear desgasta y aunque las fuerzas flaquean, hay que eliminar cualquier prueba de ello.


Desayuno por todo lo alto: huevos fritos, tostadas con tomate, aceite de máxima calidad, café y un poco de melón de postre. Eso algunos, porque los que anoche alargaron el primer encuentro-cena-copa entre los que marcan el camino y los que chupamos rueda, no tenían el estómago para muchos excesos.


Como siempre, las referencias gastronómicas nos ayudan a recorrer el día. Se convierte a menudo en el mejor momento. Hoy, guiados por quien manda en Jaén y más allá de sus fronteras, degustamos unas exquisitas migas con huevo frito. El segundo del día.

Con la digestión a medio hacer, escuchamos palabras demasiado necias como para no contestarlas. Indignación generalizada ante una prueba más del “analfabetismo” político de quienes se pasan la vida mintiendo y tratando de disimular. Pero no les va a funcionar. Porque al final, al menos en estas líneas donde nosotras mandamos, siempre ganan los buenos.

TOCAHUEVOS, EL SUR Y LAS ESPINAS

Pie de foto: Ya está bien. Basta.
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Un grupo de no conformes ha intentado boicotear un acto institucional esta mañana.

Cuántas veces un pequeño pensamiento consigue jodernos el día. Así, de repente, cuando sólo llevas en el mundo un par de horas, cuando recien estás estrenando el día. Puede ser que te acuerdes justo al cerrar la puerta de que te has olvidado la llaves puestas por dentro. O que al mirarte en el espejo del ascensor descubras, impertinente, un amigograno en mitad de la frente.

O que unos cuantos chillones interrumpan un acto solemne para tocar los cojones. Y para qué explicar las múltiples maneras de las que disponen los seres humanos para practicar el noble acto de la tocadadehuevos. Un sinfín.

Da igual que tengan razón o no. Da igual cuál sea su demanda, su petición. No importa. Pegar chillidos, así, en plan vikingo, animal, sólo para que las radios puedan emitirlo en los informativos, me resulta dolorosamente insoportable. Desagradable. Incluso ridículo y maleducado. Es impresentable, sin más. Y por eso mismo, hasta aquí su espacio.

A otra cosa, mariposa. Enhorabuena a los premiados en Andalucía. Enhorabuena a los andaluzas y los andaluces, a los de cuna y a los adoptados, a todos los que cada día damos un pequeño empujón para hacer de esta extensión sureña un buen lugar para vivir. Me gusta esta tierra. Me gusta, sin más.

Allá vamos, tierras olivareras.

Nota mental: dejar el final de un buen libro para cuando tenga alguien con quien compartirlo. Ese momento único en el que se lee la última frase, es para vivirlo en compañía. Anoche despedí a mi querida Renée. Se ha marchado para siempre. Sólo han quedado las espinas del erizo, derramadas como cadáveres sobre el sofá.

Pastelitos y refrescos

Durante estos días la gente va como loca por la calle, chocándose unos con otros, tropezando en las aceras, saltándose los semáforos. Los seres humanos andan perdidos, absortos, con una sola idea en la cabeza. ¿Quién de los dos ha ganado? ¿quién de los cuatro en la tele andaluza? ¿qué corbata ha sido la más adecuada? ¿quién? ¿quién? ¿quién?...

En agujetas electorales lo tenemos claro. Nos hemos tirado toda la noche cruzando datos, encuestas, observando tablas de audiencia, llamando por teléfono a un sinfín de expertos de todo el mundo...para llegar a la conclusión, ya conocida, que "no hay alternativa sólida".

Luchando como jabatos contra un formato poco atractivo, contra el médico cojito, los superhombres de Paco y contra cualquier dvd... anoche se ocupó la casa de 518.000 andaluces que tuvieron la oportunidad de descubrir por un rato algunas de las opciones políticas para los próximos cuatro años. Constancia en las audiencias. Público, no excesivo, pero fiel.

Más de cien periodistas apiñados en la sala de prensa. Comiendo pastas de mantequilla y sandwiches de jamón york y queso. Así son los debates. Unos comen y otros escriben, unos presentan certezas y otros demagogia. Unos van y otros vienen.

Nota mental: la verdad agradece que se refieran a ella con sencillez.

No es necesario exponer aquí todos y cada uno de los datos que demuestran quién ha sido el ganador del debate de anoche. No hace falta. Me sobra con tener la certeza de que anoche, los tres que estábamos anclados en el sofá comiendo palomitas y aplaudiendo a nuestro preferido, sabíamos en el minuto 12, quién estaba llevando las riendas del asunto. No necesitamos más encuestas, ni mas datos, ni más opiniones de expertos, ni más nada.

Ha ganado por goleada. Y por eso nosotros aplaudimos. Sobre todo a aquéllos anónimos que hacen posible que las cosas salgan así de bien.

Nota mental: para la próxima sustituir la cerveza por ron con cocacola.

Palomitas

Me ha dicho hoy un fotógrafo que una vez coincidió con Naomi Campbell en una visita en la que, como hoy, había que ponerse un casco y un chaleco reflectante, y me ha confesado que ella también pierde mucho vestida de verde manzana y una extensión blanca en su cabeza. Eso sí, dependiendo de la cabeza de cada uno, la imagen era más o menos pasable.

Hemos dado un paseo, con cara de fingido interés, porque en realidad sólo pensábamos en una cosa: las palomitas de microondas para el derby de esta noche. Esperemos que no haya que sacar muchas tarjetas y que el perdedor no le eche la culpa al árbitro, eh Mariano??

Banderas, alegría y gilipollas

Defender la alegría. Como un estandarte.

Se nos pone una sonrisa en la boca cuando vemos miles de banderas verdes y rojas. Cuando podemos sentir el calor y los aplausos en un acto que siempre es igual de emocionante. Esta mañana ha sido de abrigo y de calor para todos los que hacemos este proyecto un poco más posible.

Aparte de algún que otro enfado y de algún comentario que se merecía respuesta (de los que llegan de otros lares y siguen creyendo en los tópicos), no hay mucho que señalar en lo que a anécdotas se refiere.

Nos duele un poco la espalda de estos días de autobús. Mañana día tranquilo, habrá tiempo para comprar palomitas y cocacola y esperar ansiosos el Gran Debate.

Nota mental: hay que cerrar la puerta, que entra corriente y se nos enfría el culete. Hay que olvidar, paso a paso, aquello que no digerimos como se debe.

"Lárgate, pobre gilipollas (y sonrisa)", dice el icono del rock francés. Al otro lado, su mujer-modelo-cantante le mira con cariño-Qué gran hombre tengo a mi lado-piensa.

Chaves tiene hambre

Con el cariño y el bueno humor que le caracteriza, la compañera de RNE se ha percatado y rápidamente nos ha avisado de que Chaves tenía esta mañana "más hambre que dios talento". En el acto con los compañeros del metal, sentados en mesas de diez como en las bodas, al jefe le ha entrado hambre y ha tenido que tirar de un poco de pan que había en las mesas preparadas para el almuerzo posterior. Cerca de las dos de la tarde, cualquiera cae en la tentación.

Y así, moflete arriba, moflete abajo, hemos terminado nuestro encuentro sindicalista para venirnos a Huelva. Entre grafittis y focos de colores, Mónica Randall lee un manifiesto de apoyo a Chaves y Zapatero...

Si este fuera un blog al uso, el "Chaves tiene hambre" se completaría con "hambre de votos, hambre de ganar...". Pero para eso ya hay muchas ventanas en la web. La nuestra es distinta, sólo apta para quien quiera compartirla.

Tortillita sin camarón

El secreto de las tortillitas de camarones radica en el número de camarones por milímetro cuadrado de masa. Hay algunas que son muy aceitosas, y que cuando uno intenta metérsela en la boca, los labios se impregnan de antiestéticas gotas de producto made-in-jaén. Pero estas tortillitas..., estas tortillitas están hechas de otra pasta. Se nota que son tortillitas del Romerijo.

Lo mejor de todo es que estas tortillitas del Romerijo son aptas para comerlas al mismo tiempo que uno da vueltas a la ruedecita de la mesa de edición, escucha el enésimo discurso y elige los mejores momentos, pasea buscando alguna foto cotidiana o atiende el insistente teléfono móvil.

Esa es la mayor virtud de las tortillitas del Puerto de Santa María. Que van con todo.

Nota mental: cuando vayas de caravana en el autobus, acuérdate de pasar por el Puerto y comprar un cartucho de pescaito frito.

En marcha

Para esta escena quedan unas tres horas. Cadiz se levantará como cada día, pero en nuestro calendario nosotras marcaremos un 1 de 15. Parecía que no iba a llegar nunca, o que siempre estuvo aquí, pero lo cierto es que, por fin, ESTAMOS EN CAMPAÑA.

Por unas cosas o por otras, siempre la recordaremos.

La chispa y el autobús

Hoy no tengo chispa.

Lo he decidido hace tan solo un momentito. No la tengo y punto. ¿Qué la vamos a hacer?. Que sí, qué sí...que la resignación es cosa de cobardes...pero es que hay cosas en la vida contra las que no se puede luchar...y darte cuenta, así, sin más, a las 13.16 de la tarde, de que has perdido la chispa, No-ti-e-ne-re-me-di-o.

Así que he decidido salir a comprarme un par de kilos. Oiga, por favor, ¿es tan amable de ponerme un par de kilitos de chispa para llevar?. ¿Se lo envuelvo para regalo?. No, gracias. Me los llevo puestos.

Cuando mis kilos de chispa y yo regresamos sorteando los coches por la estrecha calle caigo en la cuenta de que es la hora prevista para la salida del autobús...corriendo cual gacela llego al punto de encuentro, subo las escaleras, saludo al personal y me siento. Miro al frente, al lado y hacia atrás. Estamos todos. Sobre todo nosotras.

Listos para empezar el camino. Hacia la victoria.

***Buena suerte esta noche. Inicio de campaña. A por todas.

Kilómetro cero

Es tarde. Casi no hay tiempo para repasar el día porque el siguiente ya se viene encima. Y no será un día cualquiera.

El kilómetro cero se sitúa en Cádiz. ¿Nos encontramos allí a alguna turista despistada como la que hoy nos ha preguntado si el que iba a intervenir era el presidente venezolano? ¿Nos volverán a sugerir la "legalización" un grupo de jóvenes al vernos bajar de la caravana? Seguramente no. Habrá otras anécdotas. Algunas que compartiremos, pero no nos engañemos, las buenas de verdad nos las guardamos.

Ahora, a descansar, que nos lo hemos ganado.

Puntos suspensivos

Ocho de la mañana. La misma gasolinera del año pasado. El mismo autobus, aunque los puntos suspensivos han sustituido al estatuto de diez. Salimos rumbo a Málaga y terminaremos un poco más cerca de casa. Las nuevas incorporaciones hacen las preguntas de rigor, ésas que en las páginas web se llaman preguntas frecuentes.

Al contestarlas, y por un momento, retrocedo hasta febrero de 2007. Allí permanezco unos segundos y repaso aquella época hasta que una llamada de teléfono me devuelve bruscamente a la realidad. Así, de sopetón. Como cuando alguien construye poco a poco un sueño y de repente un día, sólo con leer una frase mal escrita, cae en la cuenta de su error.





Otra llamada. No hay tiempo. Estamos en campaña.



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Sevilla. 12:02 pm





Al otro lado alguien responde. En medio del silencio no cotidiano.

Ring-ring-ring. ¿Si?- contesto. Mira...es que necesito saber a qué huelen las nubes..-preguntan. Me quedo un rato pensando y le digo: ¿no te gustaría mejor conocer el secreto de la cocacola? ¿o de la masa de telepizza? ¿o quizá dónde se compran los pepinillos de las hamburguesas del Mcdonalds?. Un par de segundos de espera al otro lado de la línea hasta que escucho: Bien, vale.









De nuevo, sin descanso: ring-ring-ring (y a lo lejos, algún gallo cacarea)

La comilona

Hoy nos vamos a comer una ensalada. Un montón de lechuga verde en un bol verde y en un restaurante con decoración sueca de color verde. Para beber, agua mineral, transparente, incolora, insabora y sin olor.

A veces viene bien un poco de nada. Un día sin atributos. 24 horas que mañana sólo serán una cruz en el calendario. ¿Qué tal ayer?- me preguntan. Ummmm-contesto-un día sin más.

Recapacito sobre esa cuestión. Imagino la necesidad de un día de ayuno tras unas fiestas navideñas, tras un fin de semana en Asturias comiendo fabada o tras un domingo de matanza. Qué bien sienta una sopita y un poco de lechuga.

Estamos preparados para un buen atracón electoral, llevamos protectores de estómago en los bolsillos y pastillitas de almax repartidas en los bolsos. Nos hemos puesto las servilletas agarraditas al cuello y desabrochado el primer botón del pantalón. Prestos y dispuestos.

Comeremos sin vicio hasta el viernes 7 de marzo. Esa noche dejaremos paso a la digestión.

Nos echaremos la siesta para facilitarla.

Ese sábado de lechuga y sopita estaremos preparados para elegir.

Aunque ahora, aún si atracón, ya lo estamos.

La importancia del tenis

Sentarse justo enfrente del otro para convertir tu mente en una pista de tenis y rebotar una y otra vez su pelota con buenos y certeros argumentos. Mandarla con todas tus fuerzas hasta el otro lado de la pista. Derrotar al contrario, agotarlo, hacerle correr de una lado a otro para obligarle a cazar algún que otro revés, alguna que otra pelota con efecto.

La importancia de descubrise a uno mismo usando el espejo de enfrente. Rozar el límite de nuestra capacidad, arañar la paciencia del otro con golpes concretos. Sin perder la elegancia. Sin dejar de mirar de frente. Hacerle sudar de impotencia, con palabras, con hechos.

González-Aznar. Allá cuando apenas pintaban canas. Aprovechar su debilidad para no darle ni un segundo de respiro. Grande, grande. Tantos años después, de nuevo, vence el que no esconde la verdad. Puntua el demócrata.

Zapatero-Rajoy

Chaves-Arenas

Gana la izquierda. Fin de la partida.

Nota mental: pisar la cancha sin la certeza de la victoria.

Barro en los zapatos

Con barro en los zapatos y chupando rueda. Así escribimos hoy nuestras primeras sensaciones en movimiento, con la esperanza de que el traqueteo no descoloque mucho las ideas.

La vida está llena de actos simbólicos. Casi todo lo que hacemos lo es. Por eso plantamos árboles, aunque la lluvia nuble la foto y le dé un tono gris a un escenario que ideamos contando con la luz del sol. A veces los planes no salen todo lo bien que esperamos, pero algunos zapateamos con más fuerza que otros, aunque al día siguiente nos levantemos con agujetas. Y eso tiene que tener su recompensa.

Recuerdo que he leído (o alguien me ha contado) que el último libro que anda leyendo Manolo Chaves lleva por título "La elegancia del erizo".

Reconozco que llevo dos días pegada a sus páginas.
Impresionante elección. Acertadísima.

Un bocadito de realidad untado con buenas dosis de reflexión filosófica. Apto para seres sobreimpresionables. Recomendado (sobre todo si uno anda perdido allá por el cenáculo totémico del pensamiento fenomenológico...)


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En pocos días estaremos rodando por esta tierra nuestra. Llamando a las puertas y tomando las plazas. Buceando entre sus gentes repartiendo algo de ganas. Utilizando la palabra y algún gesto.
Rozando con los dedos nuestros mofletes y situando el índice arqueado sobre nuestra ceja.

Sábado y parecidos razonables

Hoy es un día de puertas abiertas.
Un día en el que vamos a abrir las ventanas para que entre aire limpio, renovado. Un sábado diferente a los últimos.
Un SÁBADO con mayúsculas.

Porque hoy te has convertido en algo nuevo. Y eso es para alegrarse.

Sábado, Ian McEwan.
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Parecidos razonables:

No me digan que no les recuerda al gatito de la suerte japonés (manekineko).

Julián se va a Japón

Interpretar

¿Tensión es movilización o crispación? Empieza la guerra de las interpretaciones, las declaraciones, las réplicas y las contrarréplicas. Es el juego de la política, así de sencillo.

Hay juegos que no se pueden aplicar a otros ámbitos de la vida. La gente quiere vivir tranquila, disfrutar de lo que tiene y mejorarlo, comprometerse y CUMPLIR. Si no vas a cumplir, no te comprometas. (Es reiterativo, pero necesario recalcarlo).

Verse obligado a interpretar, y da igual si lo haces bien o mal, implica dudar y desconfiar. Quizá no lo sepan, pero pueden sentirse afortunados aquellos que tengan al lado a alguien a quien nunca tengan que interpretar, quien nunca les haga dudar, que les quiera o les haya querido sin fisuras, sin dudas, con madurez y sin gilipolleces.

Casualidades

Será fruto de la casualidad, pero hoy ambas zapateadoras se han vestido de rojo y negro, incluso con algún motivo todavía más sanvalentinesco si cabe.

Creer en las casualidades o buscarlas te puede marcar la vida. Eso sí, interpretar una casualidad puede ser tan peligroso como querer obviarla.

Hoy sólo debería caber una actitud: la del más puro regodeo en la propia felicidad amorosa, aunque para muchos se convierte en algo parecido al próximo 8 de marzo; el día de reflexión en el que, por cierto, no hay nada que reflexionar porque la decisión está tomada.

Mientras tanto, se agradece el tópico que nos brinda Forges.

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Hoy se comenta por la calle que hay que hacerle un guiño al amor.

Reivindico mi derecho ciudadano de hacerle también un guiño a los días no tan buenos, a alguna que otra confrontación, a las pelusas del suelo y los platos sin fregar.

Reivindico instaurar un día para las discusiones conyugales. También son parte del amor, de la convivencia, y ese tal San Valentín debería saberlo mejor que nadie.

Disfrutad del día. No sólo de éste. De todos.

La Zeta Roja

Mire usted señorita, es que resulta que yo quiero ver a Pepe Luis desde más cerca...si es que este chico es más guapo...y simpático, sobre todo simpático...y ese gestito de la ceja...uy.


Mujeres de Andalucía. Queremos ver a ese pedazo de demócrata dándole caña a los peperos, apoyado en la zeta roja y con la media sonrisa picarona.

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En la trastienda, un par de trozos de sandwiches con patatas fritas de paquete.
En ocasiones veo cosas. No muertos, sino cosas.

Un "ahuyentacosasmalignas" de color rosa

No he podido resistirme a la tentación de aportar mis necesidades.

Yo también quiero un aparato que emita ultrasonidos sólo audibles para determinadas especies. Si lo hacen con adolescentes de pantalones caídos y estupendo peinados a base de gomina, qué me impide a mi usarlo contra loas taxistas gritones que te pitan sólo porque eres mujer al volante, contra los que me echan el humo en la cara cuando estoy desayunando, contra las abuelas que pretenden colarse sin ser vistas, contra los vecinos incapaces de dar los buenos días y contra algún que otro necio que presume de serlo.

Reinvindico mi derecho a disponer de mi propio ahuyentacosasmalignas.

(si quieres te lo presto)

Iniciamos camino