Será fruto de la casualidad, pero hoy ambas zapateadoras se han vestido de rojo y negro, incluso con algún motivo todavía más sanvalentinesco si cabe.
Creer en las casualidades o buscarlas te puede marcar la vida. Eso sí, interpretar una casualidad puede ser tan peligroso como querer obviarla.
Hoy sólo debería caber una actitud: la del más puro regodeo en la propia felicidad amorosa, aunque para muchos se convierte en algo parecido al próximo 8 de marzo; el día de reflexión en el que, por cierto, no hay nada que reflexionar porque la decisión está tomada.
Mientras tanto, se agradece el tópico que nos brinda Forges.
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Hoy se comenta por la calle que hay que hacerle un guiño al amor.
Reivindico mi derecho ciudadano de hacerle también un guiño a los días no tan buenos, a alguna que otra confrontación, a las pelusas del suelo y los platos sin fregar.
Reivindico instaurar un día para las discusiones conyugales. También son parte del amor, de la convivencia, y ese tal San Valentín debería saberlo mejor que nadie.
Disfrutad del día. No sólo de éste. De todos.
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