Quedan tres días. Intensos, sí, pero sólo quedan tres. Reconozco que se va mermando nuestra capacidad de escapar y comportarnos como meras espectadoras. Me siento en la mesa del hotel e imagino que interpreto Carrie Bradshaw, pero claro, la política no da tanto juego como el sexo y lo queramos o no, Almería no es Nueva York.
Reflexionar requiere pararse, tomar aire fresco, mirar a otro lado y, por fin, volver a fijar la vista y encontrar ese detalle que resume nuestro particular diario.
El de hoy no ha llegado hasta muy tarde. Ya de noche. Cuando nos hemos sentado a cenar con el firme propósito de desconectar. Imposible. Repaso del día: rueda de prensa, encuentro universitario, un par de horas de autobús, un poco de frío en un mitin al aire libre y las previsiones de mañana. ¿Nos vamos a dormir? Vale. Llama al ascensor. Subimos, y cuando estamos arriba nos damos cuenta de que no tenemos material para este post. Así que, abajo otra vez. Vamos a tomarnos una copita joder. Pues vamos. La tomamos, nos reimos. Y volvemos a la habitación para seguir trabajando un poquito más.
1 comentario:
Mejor te habría ido imaginando que interpretas el papel de Samantha. Claro que en la caravana que vais... hasta ella tendría dificultades. Bueno, ahora que lo pienso...
Publicar un comentario