09 mayo 2008

Los comienzos (y las tragedias)

...reflexionaba a estas horas sobre las dulzuras de los comienzos. Y pensaba en lo buenos que parecen los días, incluso los madrugones o los cines o los lunes. Cuando uno se levanta de la cama y deja entre las sábanas los temores y los miedos, se lava la cara y se echa colonia, y camina por la calle pensando en un rato después. En el momento de verte enfrente suya.
De mirar esa boca y pasarle la tuya. De mirar una mano y que se agarre a tu cuello.
Es lindo, siempre.
Sentir que estos días merecen la pena, que es ansioso esperar mirando las manecillas del reloj, a que se coloquen en el justo espacio donde él aparece.
Imaginaba lo que pasa en mi estómago cuando termino de abrocharme los pantalones y salgo a buscarle.
Cuando me clavo en sus ojos y le encuentro.
Cuando me suicido cada noche en su sonrisa y en su pecho y en su espalda.
Miro hacia atrás y ni siquiera pienso que hacía yo antes de saber que existía.
Porque han quedado abiertas todas las puertas y ha entrado, hasta el fondo de la casa.
Y lo peor de todo es que la puerta da salida es invisible.

Ya no existe.

Nota mental: una vez yo también fui a buscarte a una isla de bonitos acantilados. Allí estabas.


Nota real: los ojos de miles de muertos nos miran desde el desastre de Myanmar.

1 comentario:

camille claudel dijo...

Ya era hora de que los besos aparecieran. Vaya semana.