29 abril 2008

El asco

Ni siquiera hace falta detenerse en los detalles. Sólo echando un vistazo en diagonal al texto que acompaña a las fotografías uno puede darse cuenta de hasta dónde llega la maldad humana.

Me pregunto cómo es posible. Un padre-monstruo-vilolador-abuelo. Resulta escalofriante la sóla presencia de estas palabras unidas en la misma frase.


Se agotan los calificativos para nombrar los horrores. Los diminutos y los universales. Los de hoy y los de siempre. Necesito un par de minutos para acercarme gateando hasta la taza del váter y vomitar kilos de asco. Tirar de la cadena y observar fijamente cómo su rostro y el de otros cientos se cuela camino de las alcantarillas. A lo lejos, como un barquito indistinguible entre las olas, resuena la certeza de que los seres humanos también somos capaces de ilustrar la belleza.



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Nota mental biográfica: Caigo en la cuenta de que nací justo 210 años después de Napoleón (15 de agosto de 1769). Un día de estos tendré que darme una vuelta por la isla de Santa Elena.



2 comentarios:

Alfonso Blanco dijo...

Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia

Zapateando, una de las mayores plumas del ciberespacio (y del parlamento ya ni te cuento)

Soniquete dijo...

Cada día, y cada hora, a causa de mi trabajo, debo soportar a gentes inmundas que escupen mierda por sus bocas, hasta llegar a hacer de mi un auténtico muro de piedra inalterable. No hay compasión para ellos. Sus problemas me resbalan. La gente, en muy pocas ocasiones ofrece muestras de humanidad, de educación. Pocas veces hay rasgos positivos en aquellos que llaman. Y tan poco acostumbrada estoy al trato cordial, que cuando lo encuentro al otro lado del teléfono, me produce ternura. Los hay que torturan y salen en los medios de comunicación, pero el ser humano tortura de muchas maneras y siempre, de forma consciente.